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Bienvenido a la historia de la comprensión del Autismo. Aquí encontrarás información sobre algunos hitos interesantes.
Siempre ha habido Autismo en la humanidad, pero inicialmente no lo distinguíamos. Por eso no podíamos hablar de él.
No teníamos palabras para nombrarlo. La humanidad tiene miles de años, pero hace doscientos ni siquiera nos dábamos cuenta de que el Autismo existía y siempre había existido entre nosotros.
Hace apenas un centenar de años que empezamos a darle un nombre. Pero al nombrarlo no resolvimos el problema.
Nos tuvimos equivocando catastróficamente por décadas en su comprensión y por eso maltratamos a mucha gente, hasta hace unas pocos lustros que comenzamos a entender mejor el asunto.
En este espacio conocerás algunas personas relevantes en la historia de la comprensión del Autismo.
Algunos héroes metódicos que comenzaron a distinguirlo, a intentar construir explicaciones,
algunas almas de sensibilidad especial y orientación al logro que iniciaron nuevas prácticas de conexión, interacción, educación e intervención social.
También algunos antihéroes que muy apegados a ideas absurdas e infundadas, independientemente de sus intenciones,
hicieron daño a muchas personas y familias.
Conocerás adicionalmente algunos de los casos de quienes fueron analizados en los primeros estudios y sobrevivientes
de los primeros tratamientos. Entrarás en contacto con sus aportes.
Comprender el Autismo es importante para la humanidad.
A medida que lo hagamos vamos a aprender mejor de la diversidad que necesaria y afortunadamente nos trajo hasta aquí, nos conforma y nos llevara lejos.
Bienvenido, esta historia es para disfrutarla…
Pionera de la investigación contemporánea en Autismo, Uta Frith es una reconocida psicólogo del desarrollo alemana que trabaja en el Instituto de Neurociencias Cognitivas en el University College London. Se entrenó en Psicología clínica en el Instituto de Psiquiatría del King College de Londres. Allí comenzó una pasantía en 1964, se diplomó y continuó su doctorado bajo el tutorado de Neil O' Connor. En los años 60 aún imperaba la visión psicodinámica del autismo que asociaba su origen a un ambiente afectivo frío en los hogares. Uta fue atraída por los casos que encontró en sus estudios de psicología clínica, se sintió fascinada por el contraste entre la aparente inteligencia de las personas autistas y sus dificultades para desenvolverse socialmente. Intuía que debería haber bases biológicas para su comportamiento y difería de la aproximación de los terapeutas conductuales que se enfocaban en los síntomas como, por ejemplo, el desvío de la mirada, sin preocuparse de las causas subyacentes. Influida por las ideas clínicas de Michael Rutter y Lorna Wing comenzó a buscar ideas alternativas en su doctorado en psicología experimental. La perspectiva de causas biológicas del autismo no era evidente por esos días, la condición no parecía ser hereditaria porque no habían evidencias de trasmisión de padres a hijos y no era usual que en una familia más de un niño se viese afectado. No había indicios de un daño neurológico, la apariencia física era normal y había también muchas muestras de inteligencia. Como algunos padres tenían deficiencias en su interacción social era algo lógico pensar que la dificultad para conectarse con los padres podría ser el origen de la falla en la interacción social del niño (La valoración de la base genética sólo vino a plantearse con fuerza a partir de 1977, con un estudio de gemelos de Folstein y Futter y luego en el 2000 con otro de Rutter sobre características autísticas en familiares de niños afectados). Uta se convirtió en una de las primeras investigadoras que aceptaron como punto de partida que hay causas orgánicas subyacentes y trabajaron experimentalmente para profundizar en estas ideas, comenzando por hallar diferencias funcionales más claras entre las personas autistas y las personas que no tenían la condición. Con Neil O'Connor Uta desarrolla su talento para el desarrollo de experimentos sencillos y trabaja bajo su tutorado en la diferencia en el reconocimiento de patrones entre las personas autistas y las que no tienen la condición. Los estudios de Uta Frith se han centrado en las bases cognitivas y neurobiológicas del autismo y la dislexia y ha demostrado alteraciones distintivas en la cognición social y la coherencia central en el autismo, y en el procesamiento fonológico en la dislexia. En ese contexto temático ella ha alentado a los psicólogos a trabajar en un marco teórico que distinga entre el comportamiento observado y los procesos cognitivos y neurobiológicos subyacentes que median ese comportamiento. Ha sugerido que las personas autistas tienen una coherencia central débil y que son mejores que los individuos típicos explicando detalles pero peores integrando información desde diferentes fuentes. Fue de las primeras personas que estudió el tema de la Teoría de la mente en personas autistas. En 1985 publicó "¿Tienen los niños autistas una teoría de la mente?" con Alan Leslie y Simon Baron-Cohen en el cual proponen la explicación de las dificultades de las personas autistas para comprender las creencias y deseos de los otros. Fue de las investigadoras pioneras en el estudio del Síndrome de Asperger en el Reino Unido. En 1991 tradujo al inglés las observaciones de los cuatro niños autistas que Hans Asperger había publicado en alemán en 1944, reforzando de esta manera la divulgación del trabajo del célebre pediatra austriaco que Lorna Wing había divulgado a partir de 1980. Esta incursión temática fue muy importante porque los estudios de Autismo se centraban en personas con discapacidad intelectual y el reconocer que había un grupo significativo de personas que no tenían este tipo de discapacidades mientras que si tenían las características fundamentales del Autismo abría más la puerta a la comprensión de la condición autista como un espectro dimensional. Reconocer que había personas autistas sin discapacidades intelectuales traía también un avance significativo al desarrollo de desde la Psicología experimental en el ámbito del Autismo, ya que el diseño y la realización de experimentos anteriormente se hacía difícil por la creencia de que para trabajar con autismo había que trabajar con personas con dificultades intelectuales que por esta razón estaban limitadas en lo que podías hacer. Su libro: Autismo: Explicando el Enigma fue publicado en el 2003 y se convirtió en una referencia internacional importante. Ha sido mentora de investigadores del Autismo como Simon Baron-Cohen, Tony Attwood y Francesca Happé. Fue también muy citada en los trabajos de Ángel Rivière. Uta Frith es colaboradora del Interacting Minds Center de la Universidad de Aarhus en Dinamarca, donde se trabaja para proporcionar una plataforma transdisciplinaria sobre la cual se puedan estudiar los diversos aspectos de la interacción humana. El proyecto se basa en parte en su trabajo, con su esposo Chris Frith, Interacting Minds - a Biological Basis. Ha sido también una activista de la participación de las mujeres en la ciencia. En la Historia de la Comprensión del Autismo Uta Frith fue de las primeras científicas en reconocer que el autismo es una condición y no el resultado del trato de padres fríos en el hogar, una teoría ampliamente divulgada bajo la influencia del Psicoanálisis que tuvo en Bruno Betheheim su más claro defensor. Cumplió un papel importante, continuando el punto de inflexión trazado por Lorna Wing, valorando el trabajo de Hans Asperger, apartando definitivamente la interpretación psicodinámica del Autismo e intentando explicar y sustentar experimentalmente los procesos cognitivos y perceptuales subyacentes en el Autismo, intentando así explicar mejor las diferencias entre las personas autistas y las que no tienen la condición. Ver más:
Forty years on: Uta Frith's contribution to research on autism and dyslexia, 1966 - 2006
Dorothy V. M. BishopQuarterly Journal of Experimental Psychology, 2007 Nov 23 https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC2409181/ |
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