Neuropsiquiatra estadounidense que investigó el Autismo en niños en un tiempo en que se consideraba a esta condición como una "esquizofrenia infantil". Fue de las primeras en sugerir que los trastornos mentales en la infancia podrían tener una base neurológica en lugar de ser simplemente atribuidos a mal comportamiento del niño o mala educación.

En su carrera profesional y de investigadora, Lauretta Bender usó distintos métodos terapeúticos, incluyendo algunos considerados actualmente no sólo como no satisfactorios, sino como impropios e, incluso, como poco éticos, si bien es cierto que en su época estos métodos eran vistos en forma diferente.

Comenzó a trabajar en 1930 en la División de Psiquiatría Infantil del Bellevue Hospital en New York, y estuvo allí por 20 años. En este tiempo usó Terapia Electroconvulsiva (ECT) lo cual era una práctica que se usaba clínicamente en distintos lugares del mundo. En 1947 realizó ECT a 98 niños menores de 12 años diagnosticados con la etiqueta con que se identificaba en ese entonces a los niños con Autismo: esquizofrenia infantil. Ella consideró que sus resultados eran en general beneficiosos, a pesar de las opiniones adversas de quienes se sintieron agraviados por el tratamiento.

Uno de sus pacientes fue Ted Chabasinski, quien cuando fue rescatado de ese tipo de tratamientos se convirtió en un abogado y activista de los derechos humanos y, en particular, de la lucha del movimiento de sobrevivientes psiquiatricos.

Lauretta Bender fue muy conocida por el desarrollo del Bender-Gestalt Test (BGT) diseñado para evaluar la madurez visomotora de los niños. Este test fue publicado en 1938 y ampliamente usado en la determinación de las funciones neurológicas y el tamizado del desarrollo, hasta que finalmente se comprobó que no era lo preciso que se había supuesto.

El legado de esta neuropsiquiatra lider es hoy día abiertamente cuestionado porque si bien aportó algunas perspectivas diferentes observando por ejemplo que la ansiedad, la agresión y la hostilidad eran a menudo causadas por frustraciones, sus prácticas con tratamientos de electrocshock y otro tipo de terapias como medicamentos psicotrópicos se consideran hoy en dia cuestionables tanto científica y como éticamente. 

Lauretta Bender es parte de la historia de la no comprensión del Autismo. Haciendo un poco de retrospectiva, impresiona que se trata de un caso de hace sólo unas pocas décadas y que además sus prácticas tenían lugar en una importante ciudad del mundo y no en un pequeño pueblo marginal. Todo esto nos pone en evidencia como el conocimiento del Autismo es algo bastante reciente y valoriza a los pioneros que cambiaron el curso de los acontecimientos.