Desde hace poco tiempo obtuve mi título universitario como Psicóloga Clínica, desde siempre sentí gran atracción por conocer acerca del autismo, sin embargo, durante mi carrera el tema se tocaba de forma muy superficial y no cumplía con mis expectativas. Ya casi al finalizar mi carrera decidí arriesgarme y sin casi ninguna preparación acerca del tema decidí realizar mis pasantías en una fundación dedicada al autismo, debo confesar que me sentía muy nerviosa ya que nunca había tenido la oportunidad de trabajar tan cerca con personas con autismo y el miedo a lo desconocido no se hacía esperar, pero la idea me llenaba al mismo tiempo de emoción.
Una vez que comenzaron mis pasantías como estudiante, tuve la oportunidad de asistir a otros especialistas, compartir, relacionarme, interactuar y jugar con niños que se encontraban dentro del espectro, esto enriqueció el aprendizaje que estaba recibiendo y enseguida supe que necesitaba una formación en TEA para comprender mucho más, encontrar herramientas que me permitieran abordar desde lo terapéutico a los niños y acompañar a sus cuidadores en tan dedicada labor.
Rápidamente conocí a padres y familiares que contaban sus anécdotas y los avances que habían logrado sus pequeños, esto conmovió cada fibra de mi ser, la cercanía y el convivir frecuente sensibilizó y derrumbó muchas de las barreras o creencias que tenía acerca del autismo producto de la desinformación, además me motivó mucho más en mi deseo de aprender. Desde ese momento y hasta entonces me esfuerzo cada día para dar lo mejor de mí como terapeuta y acompañante psicológico, he tenido la dicha de conocer la diversidad humana y conocer día a día diferentes presentaciones de autismo, la inocencia y autenticidad de cada niño.
|