T009900052075-0-ico-AprendiendoANadarEnUnMarEncantado-000.JPG
Objeto_CPC.png
2020
Aprendiendo a nadar en un mar encantado
Angela María Londoño Gallego
Estaba en cuarto semestre de Fonoaudiología cuando empecé a interesarme por el autismo, siempre me ha fascinado el cerebro humano, perfecto en todas sus presentaciones!. Buscaba todo lo que tuviera relación con el tema: libros, artículos, teorías, programas; siempre escogía el autismo para exponerlo o para los talleres propios de la carrera; era como una obsesión. 

Luego de graduarme, tuve la oportunidad de laborar en un pequeño centro para niños con autismo, y allí la realidad me "cayó encima", dejando en el suelo la teoría que yo tanto amaba y tenía en mi cabeza; sufría todos los días y lloraba, pensaba que no era capaz, que no era buena para ellos, que no me querían; decidí alejarme, fui neurodesarrollista por muchísimo tiempo, pero siempre, mi relación con los trastornos conductuales de una u otra forma estaba presente.

Con el pasar del tiempo, decidí evaluarme, vestirme de valentía y buscar de nuevo a mi viejo y gran amor: Me desligué un poquito de la teoría y de los libros; me dí la oportunidad de sentir, de vibrar con ellos; puse todo mi empeño en mostrarles que los quería, que mi mundo a pesar de lo ruidoso y abrumador, tiene sus cosas buenas, y que el lenguaje, es una de las más bellas; me arrojé al vacío, me sumergí en su esencia como una niña pequeña que aprende a nadar; me encanta cuando hacen la analogía de ellos y ellas con el mar: el mar es de las cosas más poderosas de la tierra, es mi lugar favorito; y sin lugar a dudas, estas personas que todos los días veo son mi lugar favorito.

 Después de muchas estrategias, terapias, juegos, algunos regaños míos, varios golpes y arañazos de ellos ( mis manos guardan cicatrices de vida) hemos aprendido a aceptarnos, a danzar juntos en silencio, también en primeras palabras, en frases y diálogos, en lecturas y escrituras que he visto mientras las lágrimas me brotan de los ojos; yo soy su fonoaudióloga y su profe; pero en este transitar me han dado la oportunidad de ser un sin fin de cosas: doctora, música, cantante, bailarina, actriz, maestra, hada, psicóloga, dibujante, deportista y como no, experta en cosquillas; pero sobre todo, me han dado la oportunidad de ser feliz y de hacer mi oficio: acompañar con amor y respeto. No voy a decir que es fácil trabajar con personas con autismo, como tampoco es fácil hacer puentes, cirugías, sistemas contables, enseñar a un salón lleno de niños; no se trata de que es fácil o qué es difícil, se trata de lo que te apasiona, por que lo que te apasiona te traerá mil y mil ideas para desarrollarlo y volverlo un camino transitable, donde a medida que recorres puedas disfrutar del paisaje. 

Mi paisaje, me inspira, me da vida; me confronta, me lleva a estudiar, a sorprenderme por lo enigmático y mágico que llega a ser nuestro cerebro; gracias a las personas con autismo todos mis días son una sorpresa, nunca sabes lo que va a pasar en la sesión, y siempre tenemos algo para celebrar, es como tener un guía que te dice: fíjate en esas pequeñas cosas, saboréalas, porque nunca lo has hecho; valorar cada segundo, cada logro, cada viaje de ellos a mi mundo; soy una mujer afortunada, y sobre todo totalmente enamorada.